Parece fácil ¿verdad?, uno va, llena el carrito con los articulos de su elección y paga.
Con dos hijos pequeños la cosa es algo más complicada.
Como podemos montamos a Jorge con su silla en el carrito (cargarlo con sus 9kg no es una opción); si encaja en el sillín que ellos traen bien, si no, como hicimos esta vez, tenemos que meterlo en un carro para él solo. Ana insiste en meterse adentro del otro y solo ocasionalmente sentarse donde se supone debe ir. De todos modos si lloran hay que cargarlos y Ana ya está en la edad de jugar y conversar de continuo con ella aparte de decirle que no podemos comprar cada una de las cosas de las que se antoja...
Aún así nos divertimos. Hacer mercado es una aventura. Cuando volvemos a casa con nuestros totos dormidos no podemos menos que mirarnos con orgullo, como si vinieramos bajando del Everest.
Vale la pena.
3 comentarios:
Jen El, o Jorge, como descubrí en este blog que te llamas: Estuve leyendo todo tu otro blog y parte de este... me ha encantado; se nota que eres una persona muy común y silvestre, con luchas y triunfos como muchos. Creo que ya hasta podría dar cátedra de tu vida... jajajaja... me gustó mucho parar casi 2 horas sumergido en tus blogs. Bendiciones a tu familia y tu trabajo.
2 horas???
¡Caramba, gracias! :-)
Un abrazo y todas las Bendiciones para tu camino
Hola! Descubri tu blog a traves de otro blog..jeje. Que lindo y divertido debe ser hacer las compras con los hijos ¿no? Especialmente si uno se dispone a disfrutar con ellos la aventura (para ellos debe ser una aventura..)al verlo como una oportunidad de pasar tiempo con los hijos.. Yo veo a veces a padres que van con los hijos con cara seria, retando a los chicos porque les piden cosas.. en vez de explicarles con amor que no todo se puede, como decis vos.
Bueno, me parece muy dulce tu blog..^^
Saludos!
God bless you!
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